El origen de algunas de las tapas madrileñas más famosas
Cuando todavía se puede disfrutar del buen tiempo y los días son aún más largos, es habitual que la gente quiera disfrutar de los restaurantes en El Pardo con terraza. Sentarse alrededor de una mesa para degustar unas sabrosas tapas madrileñas, es una de las mejores opciones que hay en cualquier época del año, pero especialmente cuando el sol nos da muchas más horas de luz.
La historia de algunas populares raciones madrileñas
Las primeras
referencias que se encuentran sobre los callos madrileños aparecen en la
obra “Arte Cisoria” del siglo XV. Era un plato muy típico entre la gente
humilde al ser muy energético y económico. No sería hasta el siglo XIX cuando pasara
a los restaurantes más prestigiosos. Por otra parte, en 1960 en el bar la
Casona y la Casa Pellico eran míticas las colas que se formaban para disfrutar
de las patatas bravas cuya invención se disputaban. En la actualidad, es
posible disfrutar de una ración de estas patatas en cualquier rincón de Madrid.
Aunque
la tortilla de patatas ya se comía a finales del siglo XVIII siendo una
receta para los más pobres, se dice que en realidad fue creada por el General
Tomás de Zumalacárregui para dar de comer al ejército carlista durante el sitio
de Bilbao en 1835. Otra de las tapas madrileñas cuyo origen es la carencia, son
las tripas de cordero o gallinejas. En el siglo XIX eran muchas las familias
sin recursos económicos que se acercaban hasta el matadero de la Puerta de
Toledo para recoger las sobras de los corderos. Hoy en día es un plato que se
puede disfrutar sobre todo en las verbenas y fiestas madrileñas.